Un martillero público es la pieza clave de la subasta. Más allá de lo que muchos puedan creer, no se limita a golpear el martillo y a decir «quién da más«. De hecho, la profesión de martillero tiene funciones que comienzan mucho antes de que se lleve a cabo la subasta.
Funciones
Un martillero público comienza su trabajo en la subasta antes de que el proceso llegue incluso al momento de la puja.
Es el que debe organizar los artículos a subastar, pensar en el mejor orden de los productos y, en el caso de una licitación, trabajar con toda la documentación de las empresas competidoras y seleccionar las aprobadas para participar.
También autoriza el inicio y el cierre de la subasta. El objetivo es siempre conseguir las mejores ofertas. Durante la subasta, el martillero debe:
- Clasificar las ofertas
- Negociar los precios (buscar siempre la mejor oferta, ya sea el precio más bajo para los servicios o el más ventajoso para los productos, los inmuebles o los vehículos).
- Analizar los documentos necesarios y verificar que no haya problemas con las subastas después de la venta o con la empresa elegida para el servicio.
- En caso de sesión pública, preparar el acta.
- Garantizar la aprobación del producto y del comprador, así como de la empresa ganadora en el caso de la subasta inversa.