El recto es la última parte del intestino grueso y conecta el colon sigmoide con el canal anal.
Histológicamente, el recto es similar al resto del intestino grueso, con su estructura habitual: mucosa, submucosa, muscular y serosa/adventicia.
Es importante para la reabsorción de agua y electrolitos fecales y juega un papel importante en el proceso de defecación.
Función
La función principal del recto es actuar como un lugar de almacenamiento temporal del bolo fecal, antes de que sea eliminada del cuerpo a través del ano.
El recto es la última parte antes de que las heces sean eliminadas a través del canal anal. Al igual que el colon, los electrolitos son absorbidos (sodio, potasio, cloruro) y los ingredientes alimentarios no digeribles son descompuestos por bacterias anaeróbicas. Las heces se engrosan al absorber agua y se mezclan con moco.
Además, el recto forma parte de los órganos de la continencia y desempeña un papel importante en el mecanismo de defecación.
Cuando las heces entran en la ampolla rectal, que suele estar vacía, se estimulan los receptores de elasticidad.
La información se transfiere al sistema nervioso central, dando al individuo el deseo de defecar.
Luego puede decidir iniciar o retrasar la defecación relajando o contrayendo el músculo de levantamiento del ano y el músculo externo del esfínter anal.
Sin embargo, el aumento de la presión en la ampolla provoca un aumento involuntario de la relajación de los músculos corrugados lisos de la piel del ano y del esfínter anal interno (reflejo inhibitorio rectal), por lo que retener las heces durante un período prolongado implica un esfuerzo creciente.
El recto favorece la defecación mediante contracciónes. Además, la presión intraabdominal aumenta mediante la contracción voluntaria del diafragma y los músculos abdominales (presión abdominal).