La semilla es un grano que da origen a una nueva planta, originaria del desarrollo del óvulo después de la fecundación en las plantas gimnospermas o angiospermas. En su interior se encuentra el embrión, que dará origen a una nueva planta luego de la fecundación.
Partes de la semilla
La semilla está formada por el tegumento, el megasporangio, el embrión y el albumen.
Tegumento
Es el envoltorio protector de la semilla, que tiene origen en los tegumentos del óvulo. En general, su resistencia está relacionada con la consistencia del pericarpio.
El tegumento, en algunas semillas, está formado por dos partes: la frente, externa y espesa, y el tegmen, la parte interna y más delgada.
Megasporangio
Es la parte principal de la semilla, corresponde a la nucela del óvulo, que se modifica un poco luego de la fecundación. Esta parte está protegida por el tegumento y está constituida, en general, por dos partes: embrión y albumen.
Embrión
Experimentos demuestran que el embrión es el responsable de originar un nuevo vegetal, cuando hay germinación de la semilla.
El embrión es un vegetal potencial, con sus órganos rudimentarios, que son la radícula, el caulículo y la gémula. La radícula origina la raíz; el caulículo da origen al cuello o nudo vital (área de transición entre la raíz y el tallo) y la gémula es responsable del desarrollo del tallo y de las hojas.
Albumen
Es la reserva alimenticia acumulada en la semilla y, según la naturaleza de las sustancias que la constituyen, puede ser:
- Amiláceo: el almidón es el principal componente, como en el caso de los cereales.
- Oleaginoso: los lípidos predominan, como en el caso del ricino.
- Córneo: cuando se presenta rígido, como en el caso del café.
¿Cuál es la función de las semillas?
Las principales funciones de las semillas son garantizar la protección del embrión y proporcionarle los nutrientes necesarios para su desarrollo inicial, cuando se lleva a cabo la germinación.
Las plantas no pueden buscar condiciones favorables para su crecimiento y desarrollo, a diferencia de los animales.
Por esta razón, desarrollaron diversas formas de propagación y distribución por medio de las semillas, sea en la tierra, en el agua o incluso en rocas.
La importancia de una semilla está íntimamente relacionada con la reproducción y propagación de una planta.
Una semilla necesita llegar y mantenerse en una región mientras haya condiciones favorables para la germinación y el crecimiento.
También posee un mecanismo de protección de la próxima generación, evitando la germinación de la planta en malas condiciones para su crecimiento.
En lugares con inviernos más rigurosos, una semilla puede pasar toda la estación bajo la nieve, sólo germinando en la primavera; en algunos bosques, las semillas permanecen en el suelo hasta la caída de un árbol más viejo, con la consiguiente apertura de un claro y la entrada de luz, lo que permite que nuevas semillas germinen.