Los protozoos o protozoarios (del latín proto «primero» y zoo «animal») son microorganismos constituidos por una sola célula y que no producen su propio alimento, por lo que se denominan heterótrofos.
El término «protozoo» designa colectivamente a los protistas unicelulares eucariotas y heterótrofos que obtienen su alimento por medio de la ingestión o absorción.
No presentan ningún valor taxonómico y, por lo tanto, se considera una agrupación artificial.
Función
Los protozoos son animales unicelulares que se alimentan, principalmente, de bacterias, pero, también, comen a otros protozoos, materia orgánica soluble y, a veces, hongos.
Son muchísimo más grandes que las bacterias rondando entre 1/5000 y 1/50 de pulgada de diámetro.
Al igual que las bacterias, los protozoos liberan el exceso de nitrógeno, el cual puede ser utilizado por las plantas y otros miembros de la cadena alimenticia.
Los protozoarios desempeñan una importante función ya que mineralizan nutrientes haciéndolos disponibles para su uso para las plantas y otros organismos del suelo.
Otra función llevada a cabo por los protozoos es la de regular las poblaciones bacterianas. Cuando se alimentan de bacterias (pastoreo de bacterias), los protozoos estimulan el crecimiento de la población bacteriana (y, a su vez, los índices de descomposición y la agregación del suelo).
Características
Los protozoos son seres eucariotas, o sea, poseen núcleo celular organizado dentro de una carioteca. La mayoría de estos microorganismos son heterótrofos, aunque algunos son autótrofos, producen clorofila y, con ella, realizan la fotosíntesis, lo que les permite la obtención de su propio alimento.
La mayoría de los protozoarios presentan vida libre y acuática. Se pueden encontrar en el agua dulce, la salobra o el agua salada.
Estos seres también viven en lugares húmedos, siendo arrastrados por el suelo o sobre materia orgánica en descomposición.
Existen además algunas especies que llevan vida parasitaria en los organismos de diversos huéspedes, causando muchas enfermedades.
Las enfermedades causadas por los protozoos incluyen la giardiasis, la amebiasis, la tricomoniasis, la toxoplasmosis, la leishmaniasis, el mal de Chagas y la malaria.
La reproducción de los protozoos es en general asexuada, llevándose a cabo por división múltiple, donde el microorganismo sólo se divide en copias de sí mismo.
Algunos pueden producir esporas para propagarse por el ambiente; otros también presentan reproducción sexuada.
Los protozoarios también presentan algunas características similares a los animales, como locomoción, ingestión de alimentos y ausencia de pared celular rígida.
En las especies de vida libre ocurre la formación de vacuolas digestivos. Las partículas de alimentos son capturadas por pseudópodos y penetran por el citostoma, que es una abertura preexistente en la membrana.
La digestión ocurre en el interior de la célula, y los residuos sólidos no digeridos son expulsados por extrusión de la vacuola o por el citopigio.
En los protozoarios, el intercambio de gases respiratorios se procesa en toda la superficie celular. Los microorganismos aeróbicos son aquellos que viven en medio rico en oxígeno; por otro lado los protozoos anaeróbicos viven en ambientes pobres en oxígeno.
Estructura
Los protozoarios presentan las siguientes estructuras:
- Cinetoplasto: Probablemente, se trata de una mitocondria especializada, siendo muy rica en ADN.
- Depósito: Se cree que es un lugar de secreción, excreción e ingesta de macromoléculas. Tales procesos ocurren mediante pinocitosis.
- Lisosoma: Permite la digestión intracelular de partículas.
- Aparato de Golgi: Tiene la función de sintetizar carbohidratos y condensar la secreción proteica.
- Retículo endoplasmático: Liso (síntesis de esteroide) y rugoso (síntesis de proteínas).
- Mitocondrias: es responsable de la producción de energía.
- Microtúbulos: Realizan movimientos celulares de contracción y distención.
- Los flagelos, cilios: membrana ondulante y pseudópodos que se utilizan para la locomoción.